lunes, 7 de diciembre de 2009

Anoche mientras llovia...


Una noche moribunda, sin luna, sin inspiración.
Una musa que se niega aparecer.
Unas palabras que perecen de frió.
Un corazón gris que se duele de soledad.
Un amor que se niega a morir
suplica su sitio
en el cementerio de los sueños perdidos.
Me quedo con tu compañía Beatriz,
con tus manos blandas
y con la duda
de si eres una señora que peca de liviana
o una liviana que juega a ser señora.
Me quedo con Cristi que confía en amar y ser amada
y contigo Luz que aun sueñas en ser princesa.
Mi dama, mi niña... Sigues sin aparecer.
Estoy empezando a odiar tu fantasma.
Odio todas las razones de necesitarte,
odios mis ganas,
me odio a mi.






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